Cuando tienes tiempo de hacer locuras y experimentar salen cosas que pretenden sean diferentes. En el caso de Ismael y Paola se alinearon las estrellas y tuvimos un caluroso día de otoño y ellos prefirieron verse por primera vez en un parque, donde fueron llevados a un punto de encuentro con los ojos vendados. Se los destaparon a la vez y solo un par de amigos, mi compañero de video y yo tuvimos el privilegio de ver uno de los momentos más bonitos de una boda.

En esos momentos de sobremesa, después de una celebración llena de lagrimas, cuando todos se relajan y estan sentados...a mi me gusta bailar!

Cuando me toca fotografiar una boda me enfrento al reto de hacer que un evento que no tiene por qué ser diferente de otro se destaque. Lo que diferencia una boda de otra no es el vestido de la novia, ni el ramo, ni el restaurante, sino la historia de amor. Entonces ¿como se puede conseguir contar una historia de amor sin palabras y solo con imagenes? Porque las palabras no pueden definir sentimientos. La gente se enamora con gestos, con acciones, con sentimientos expresados en suspiros y lagrimas, con saltos de alegria y sonrisas que hacen sentir mariposas en el estomago. ¿Se puede cazar esto en una foto? No lo se pero al menos, lo intento.